Mitos y verdades sobre la planificación financiera

7 de mayo de 2021
Lic. Julieta Caminetsky @finanzasfem / https://finanzasfem.com/

¿Cuáles son las herramientas más valiosas para los momentos difíciles? Los afectos, la inteligencia emocional, la capacidad de autoliderazgo, de innovación y de adaptación, la creatividad, el pensamiento crítico y el pensamiento lateral, los hábitos, la planificación. Tener un plan. Paradójicamente las que no se enseñan en las escuelas.

Dentro de estas categorías, la planificación es una de las habilidades que abarca a muchas de las anteriores. En términos personales, planificar nuestras actividades y nuestro presupuesto nos ayuda a reducir la ansiedad y a ser eficientes en la asignación del tiempo y el dinero. Sin dudas planificar nos permite tomar mejores decisiones.

La planificación financiera es una proyección de ingresos y gastos en la fecha en la que corresponde recibirlos o desembolsarlos respectivamente. Pero planificar incluye proyectar no solo los ingresos y gastos futuros, sino también el ahorro. El ahorro no es lo que “sobra” después de gastar nuestros ingresos, sino que una buena práctica es ahorrar -aunque sea lo mínimo posible- antes de empezar a gastar. Separar el ahorro previamente es uno de los hábitos más saludables para las finanzas personales, y contribuye directamente a cumplir nuestros objetivos financieros.

Además con esos ahorros viene la parte más divertida de las finanzas, que son… ¡las inversiones! Si no planificamos no vamos a saber qué parte de nuestros ahorros podemos invertir a corto, mediano y largo plazo y así llegar más rápido a nuestros objetivos.

Para ir a lo concreto, una planificación financiera personal se vería más o menos así:

Si quieren descargar una planilla de base, pueden hacerlo desde aquí (ir a Archivo > Descargar una copia)

¿Qué debo planificar? Desde un cumpleaños, la Navidad, un viaje, los gastos de la verdulería o la compra de un auto hasta la incorporación de un nuevo integrante a la familia, ya sea una mascota o un hijo/a y la jubilación. Cada categoría es una fila. Puede sonar frío, pero no hacerlo no nos va a llevar a tener una mejor vida, todo lo contrario. Planificar nos da una perspectiva amplia de cara al futuro, nos ayuda a reducir la ansiedad y nos permite anticiparnos a dificultades o déficits tomando decisiones estratégicas, así como también a organizar los momentos de disfrute. Podemos hacerla mensual para el año venidero (una columna por mes), y anual para el mediano y largo plazo.

¿Cuándo es el momento de planificar? Ayer. Y para empezar, se dice que el momento de sentarnos con nuestra planilla debe estar asociado a un momento de felicidad, por lo que recomiendo un buen café, un mate, un sahumerio. Así nos queda una sensación agradable y vamos a querer volver a reencontrarnos con ella una semana después.

A continuación voy a enumerar una serie de mitos acerca de la planificación financiera que surgen de frases escuchadas a diario:

  • Planificar es de obsesivo/a y calculador/a
  • Hay que saber usar muy bien la computadora
  • Hay que dedicarle varias horas al día a la planilla
  • Hay que cumplirla al pie de la letra, no se puede modificar
  • En este contexto no se puede planificar nada, todo es una “timba”
  • Planificar es anotar los gastos diarios
  • Hay que registrar todos los gastos todos los días de nuestra vida
  • No se puede planificar todo, siempre hay imprevistos

Para derribar estos mitos, cabe aclarar que no es necesario intentar controlar obsesivamente toda nuestra vida y la de nuestra familia, sino poder tener en cuenta aquellos eventos previsibles (supermercado, dietética, cumpleaños, nacimientos, aniversarios, salidas, vacaciones) y asignarles un monto estimado. Si no sabés usar la computadora, es mejor que lo hagas en papel. Dicen que “lo perfecto es enemigo de lo bueno”, así que no hay excusas para no hacerlo.

¿Por qué no recomiendo las apps del celular? Porque solo permiten registrar gastos del pasado, no permiten visualizar correctamente el futuro. ¡Ojo! Al principio el registro de gastos es importante para tener noción de cuánto gastamos por categorías, así que si no tenés idea, ¡arrancá por ahí! Pero no te obsesiones con registrar los gastos durante toda tu vida, porque se tornará insostenible.

En cambio la planificación propone proyectar hacia el futuro y luego ir revisando los desvíos entre lo proyectado y lo real. Es una planilla dinámica y flexible, que no necesita de varias horas de monitoreo diario, sino una cita semanal de revisión. También está bueno acompañarla de la lectura periódica del diario, para poder cruzar los eventos personales con el contexto macroeconómico.

Una aclaración importante sobre el uso de las tarjetas de crédito: si le das un uso controlado y consciente, no es necesario hacer un desglose detallado porque van a ser demasiadas filas. Pero si te das cuenta que tu relación con el crédito es desmedido y se te fue de las manos, vas a necesitar enfrentarte con cada gasto y entender qué te llevó a esa situación para poder corregirla. El consumo compulsivo es una patología y sería deseable pedir ayuda a un profesional más allá de las finanzas.

Otra de las excusas más comunes para no planificar es que en un contexto inflacionario e inestable, no sirve planificar. ¡Al contrario! Sigue habiendo muchos eventos que ocurren periódicamente y si podemos llegar mejor preparados a ese momento, ¿por qué no hacerlo?. ¡Que no te agarre la Navidad o el cumpleaños de tu mejor amiga de sorpresa y sin presupuesto! Y agrego una variable más… hasta se puede poner una categoría de “imprevistos” que en caso de no haber sido utilizada, pasarán a ahorros.

Por último, si todo esto de la planificación financiera te resuena, pero también te abruma, ¡pedí ayuda! No hay nada de malo en hablar de plata con un profesional, tu familia o alguien de tu entorno que seguramente estarán dispuestos a ayudarte. Recordá que esto es un proceso de aprendizaje y el único propósito es el de tomar decisiones mejores cada día.