La razón de ser de los mercados de capitales. ¿Realidad o utopía? Parte 1.

Mercado de Capitales.

Cuando hablamos del mercado de capitales, la mayoría de las personas consideran que estamos hablando de algo ajeno a su realidad, de un mundo que resulta totalmente lejano y distante, extraño a su quehacer cotidiano.

En general, se desconocen las ventajas que ofrece el mercado de capitales tanto para quienes tienen recursos excedentes, esto es ahorros, como para quienes necesitan de esos recursos, es decir aquellos que necesitan financiarse.

El mercado de capitales muestra las dos caras de una misma moneda, de un lado el ahorro y del otro la inversión. O mejor, como se ha dicho muchas veces, el mercado de capitales permite la canalización del ahorro hacia inversión productiva. El famoso circulo virtuoso.

En ese ámbito los inversores pueden beneficiarse al diversificar sus ahorros en activos de diferente tipo (deuda o equity) a la vez que las empresas también se ven beneficiadas con múltiples alternativas de financiamiento que cubren un amplio espectro de posibilidades, ya sean grandes o pequeñas empresas.

Si tenemos que dar una definición en la materia podríamos decir, de acuerdo con el artículo 2 de la Ley de Mercado de Capitales (26.831), que el mercado de capitales es el ámbito donde se ofrecen públicamente valores negociables u otros instrumentos previamente autorizados para que, a través de la negociación por agentes habilitados, el público realice actos jurídicos, todo ello bajo la supervisión de la Comisión Nacional de Valores.

La evolución del mercado de capitales en nuestro país

Históricamente y siguiendo los antecedentes de EEUU, en Argentina el mercado de capitales se fue desarrollando en el ámbito privado de la mano de centros de contratación implementados por las bolsas de comercio.

Ejemplo de ello, es el desarrollo de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, asociación civil constituida en los albores de la República allá por 1854, como el centro de negocios del comercio local durante el período de la organización nacional y que ocupara un lugar preponderante en la expansión que experimentara posteriormente nuestra economía producto del ingreso de capitales extranjeros.

Luego las sucesivas crisis hicieron necesario otorgar a los participantes en las transacciones en las bolsas la seguridad de que las operaciones convenidas serían cumplidas al vencimiento del plazo previsto para ello, esto es que las operaciones concertadas serían efectivamente liquidadas[i].

Y en esa necesidad se basa la creación de los Mercados de Valores, siendo una muestra la constitución del de Buenos Aires en 1929, con el aporte de capital de los corredores de bolsa que operaban en su ámbito y la de los restantes mercados adheridos a las Bolsas de Santa Fe, Córdoba, Mendoza y Rosario. Todos funcionando bajo una estructura mutualista: para poder ejercer la actividad de agente de bolsa se debía ser titular de una acción representativa del capital de ese mercado.

A partir de allí, los actores principales del mercado de capitales fueron las bolsas de comercio y los mercados de valores, dividiendo sus actividades de la siguiente manera: a) en la órbita de actuación de las primeras quedaba establecer, i) qué emisores podrían cotizar sus valores en el ámbito de las mismas y ii) qué especies de valores podían registrarse a esos fines y b) entre las facultades de los mercados estaba la de i) quiénes podrían actuar como agentes y ii) qué operaciones se encontraban autorizados a realizar.

Todos ellos bajo la supervisión, en nuestro país y desde 1968, de un regulador (entidad autárquica dependiente del Ministerio de Economía) que es la Comisión Nacional de Valores.

Este esquema comenzó a cambiar en el mundo a partir de la globalización de la economía mundial.

La gran competencia que se produjo entre las bolsas y mercados hizo que se fueran adoptando todas aquellas medidas que permitieran a los mercados ofrecer la mayor cantidad de productos posibles a los inversores, mayor liquidez y velocidad en las transacciones, mejores garantías y más eficientes tecnologías, en definitiva, surgió la necesidad de mayores inversiones.

Así vemos que las bolsas del mundo al comienzo del tercer milenio se fueron uniendo, como las bolsas de los países nórdicos (OMX) como también ocurrió con la Bolsa de Nueva York que se unió con las bolsas europeas sobre todo la Bolsa de París (Euronext) y las bolsas españolas que se unieran para formar Bolsas y Mercados Españoles (BME). En la región se produjo la fusión de las bolsas y mercados brasileños en la BMF & Bovespa (hoy B3), la Bolsa de Colombia, la Bolsa Mexicana de Valores, etc.

El Mercado de Capitales hoy

Nuestro país no fue ajeno a ese movimiento, aunque el proceso fue un poco más lento.

Los cambios vinieron con la sanción de la Ley de Mercado de Capitales (26.871) a fines de 2012, que estableció un nuevo esquema para las bolsas y mercados a la que debieron adecuarse todos los participantes, consistente en a) la actuación de mercados constituidos bajo la forma jurídica de sociedades anónimas y un esquema de desmutualización (no pudiendo exigirse para actuar en su ámbito la acreditación de la calidad de accionista del mercado) y b) una división de las categorías de agentes basada en las garantías patrimoniales exigidas para actuar y alcance de sus actividades.

El primer mercado que se constituye de acuerdo con ese esquema es el Mercado Argentino de Valores (MAV) producto de la fusión de los Mercados de Valores de Mendoza, Córdoba, Rosario y Santa Fe. Luego de su creación este mercado se convirtió en un mercado especializado en Pymes y productos no estandarizados, como es el caso de la negociación de cheques de pago diferido.

Por su parte en Buenos Aires la situación fue más complicada y la creación de un nuevo mercado con las características legales exigidas demandó más tiempo y esfuerzos. Bolsas y Mercados Argentinos (BYMA) que fue producto del aporte mediante la escisión del Mercado de Valores de Buenos Aires de todo aquello que tuviese que ver estrictamente con el mercado de capitales. El activo más importante aportado fue el 50% del capital de Caja de Valores S.A. que es la depositaria central de valores de nuestro país. Constituida BYMA S.A., la Bolsa de Comercio de Buenos Aires se convierte en accionista de la misma con el aporte, principalmente, del otro 50% del capital de la citada Caja, como activo de mayor trascendencia estratégica de la nueva sociedad.

El esquema actual del mercado de valores de Argentina es el siguiente[1]

Mercado de Capitales.

Los mercados desarrollan principalmente las siguientes funciones: a) Dictar las reglamentaciones para habilitar la actuación de los agentes autorizados por la CNV; b) Autorizar, suspender y cancelar el listado y/o negociación de VNs conforme sus reglamentos; c) Dictar normas y medidas necesarias para asegurar la realidad de las operaciones que efectúen sus agentes; d) Dictar normas que aseguren la veracidad en el registro de los precios y las negociaciones y e) Ofrecer tribunales arbitrales (art. 46 L.26831) y emitir boletines informativos.

Los mercados deben asegurar que sus sistemas de negociación garanticen la protección del inversor, la equidad, la eficiencia, la transparencia, la no fragmentación de las operaciones y la reducción del riesgo sistémico, al propio tiempo que la formación de los precios surja de la interferencia de ofertas con la prioridad precio – tiempo.


[1] El MAE (Mercado Abierto Electrónico) es el mercado mayorista en el que se negocian bonos (debt) y el Matba Rofex es el mercado de futuros y opciones.


 Autora: Nora Ramos, Abogada egresada con honores de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Actualmente es Presidente de la Calificadora de Riesgo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF).