Innovación: ¿cómo gestionar lo que desconocemos?

Nota por Juan Francisco García Díaz*

Es difícil asociar el concepto de gestión – entendida como el proceso de medir, controlar y mejorar un proceso – con el de innovación como un resultado o entidad con novedad y valor.

Esto se debe principalmente al hecho de que para poder obtener algo novedoso, es necesario explorar más allá de la frontera del conocimiento – propio, local o universal – y adentrarse en el terreno de la incertidumbre, a nivel de proceso con factores que desconocemos su probabilidad de ocurrencia; y a nivel de resultados el desconocimiento es aún mayor: “no sabemos lo que no sabemos”.

¿Cómo es posible medir-controlar-mejorar un proceso que desconocemos cuál será su evolución y sus resultados esperados?

La respuesta la dieron los Estoicos en la Atenas convulsionada del siglo IV a.C., cuando forjaron una de sus máximas: “reconoce que puedes, y que no puedes, controlar”.

Que no se pueda controlar el resultado, no implica que gran parte del proceso no se pueda controlar. Una iniciativa de innovación suele tener un formato inicial de proyecto de investigación, donde se plantea una, o varias, hipótesis y a través de experimentación se busca validarla. Si bien es imposible garantizar el resultado, sí se puede asegurar que el nuevo conocimiento adquirido (aunque sea un fracaso) se capitalice, y que ese proceso de aprendizaje sea lo más eficiente posible (por ejemplo: “equivócate rápido y barato”).

Para la Gestión de la Innovación, lo más importante en este aspecto es no agregar más incertidumbre a la inherente del proceso. Todo aquello que se pueda medir-controlar-mejorar, debe ser gestionado.

¿Tiene sentido invertir en desarrollar capacidades internas de aprendizaje sin un resultado asegurado?

Otra vez los Estoicos nos han dado una respuesta a este interrogante: “recuerda que el cambio, y las pérdidas, son constantes”.

Richard Buckminster Fuller, diseñador, arquitecto, inventor y futurólogo estadounidense desarrolló la denominada Curva de duplicación del conocimiento (Fuller, 1981) en la que explicaba que si tomamos como base unitaria la cantidad de conocimiento generado hasta el año 1 DC, a la humanidad le tomó 1500 años duplicar dicha cantidad de conocimiento (pasar de 1 a 2), la siguiente duplicación (pasar de 2 a 4) tomó 250 años, para el año 1900 la humanidad había producido 8 veces más conocimiento que en el año 1, para 1945 el conocimiento se duplicaba cada 25 años, en 1975 cada 12 años. Actualmente el cálculo no es sencillo porque los diferentes tipos de conocimiento tienen diferentes tasas de crecimiento, pero en promedio el conocimiento humano se duplica cada 13 meses. Según IBM, el desarrollo de la “internet de las cosas” duplicará el conocimiento cada 12 horas (Schilling, 2013).

¿Qué significa esto? Si bien en términos globales conocemos más, individualmente cada vez sabemos menos. Esto significa mayor incertidumbre, y con tasas de crecimiento exponenciales. Con menor o mayor intensidad dependiendo del sector, los cambios además de permanentes están siendo disruptivos, y ya no alcanza o no alcanzará con mejoras incrementales basados en la mejora continua para mantenerse competitivos.

Para la Gestión de la Innovación, lo más importante en este contexto ya no es el stock de conocimiento de una organización, sino su capacidad de aprendizaje y adaptación a los cambios.

¿Y cómo se comienza a gestionar la innovación?

Como dice la vieja metáfora: un elefante se come bocado a bocado. La planificación del desarrollo de las capacidades organizacionales es crítica para lograr resultados. Y en ese sentido, las mejores prácticas descritas en la familia de normas ISO 56000 es un buen comienzo

(https://www.iso.org/obp/ui#iso:std:iso:56002:ed-1:v1:es).

Publicada en Julio de 2019, la norma ISO 56002 es un documento único desarrollado por un comité técnico conocido como ISO/TC 279 ii que tiene la tarea de definir la “normalización de la terminología, herramientas, métodos, e interacciones entre las partes interesadas para habilitar la innovación”.

ISO 56002 no es una norma sobre innovación, no explica cómo innovar sino cómo encontrar problemas, soluciones y la evidencia requerida para comenzar el proceso de innovación. Tampoco es una norma que describa los usos y beneficios de la innovación para clientes y partes interesadas, ni cómo adoptar y usar la innovación.

La ISO 56002 es una norma que otorga un marco completo y práctico para el sistema de gestión de la innovación. Es integrador y explica cómo ese sistema de gestión de la innovación abarca desde el contexto externo, pasando por la organización y sus procesos centrales, hasta los clientes y usuarios.

* Ingeniero Industrial especialista en Gestión de la Tecnología y la Innovación. Director de Innovación en Empresas en EMPREAR. Coordinador Académico de la Maestría en Gestión Internacional de la Tecnología y la Innovación (UNLu-UNMdP). Miembro del Subcomité de Gestión de la Innovación del IRAM.